“Los bananos” de los nicaragüenses
Por: Alberto Cabezas
El libro “Bananos” de Emilio Quintana debería
ser de obligatoria lectura para los centros educativos públicos como
instrumento de concienciación de las condiciones que han sufrido desde
hace décadas los nicaragüenses en Costa Rica.
El relato de Quintana fue escrito en 1942 y describe muy bien
las condiciones laborales en que se encuentra el extranjero que se dedica a
sobrevivir de cultivar banano para los grandes comerciantes.
El autor del libro de nacionalidad nicaragüense cuenta en sus
propias palabras lo que tuvo que sufrir trabajando para los yanquis y ticos
adinerados. Para, posteriormente, transformarse en todo un profesional
del periodismo, lo que le permite salir de la “jungla” de la miseria y la
desolación, tener el valor de la denuncia y de la acusación mediante sus
escritos.
Es necesario que cuando nos comamos un banano pensemos en lo
duro que le fue al campesino y al extranjero cosecharlo.
Como ticos, nos sentimos orgullos que nuestros bananos se sirvan
en Europa y otras latitudes, pero nunca pensamos en las manos que lo ayudaron a
germinar, que en muchas ocasiones terminaron muriendo por los animales que
rodean la siembra a raíz del fuerte sol de una esperanza que nunca llegó.
Hoy, mediante este pensamiento deseamos honrar la memoria de
Quintana que nació en 1908 y murió en 1971, fue desde un peón agrícola en las
compañías bananeras de la Costa Atlántica hasta un periodismo de gran
reconocimiento centroamericano, de la talla de Joaquín Flores, Francisco
Borgen, Manolo Cuadra y muchos más.
Quintana comenzó a piropear a sus vecinas del barrio, pero luego
comienza a escribir verdaderos relatos sobre las denuncias de la injusticia
social, la miseria y la explotación humana.
Sus letras corresponden al regionalismo
antiimperialista y testimonial en Nicaragua única en su especie,
según el propio Sergio Ramírez.
“Bananos” narra la historia del peón que corre de la miseria, el maltrato, los bajos salarios, etc., en busca de su independencia personal, del mejor mañana sacando a su familia de Nicaragua y metiéndola en el sueño “costarricense” que al final del cabo era “puro cuento e ilusiones”, que se trasforman en múltiples discriminaciones para las mujeres, el hambre, las terribles enfermedades a las que están expuestas los obreros, la tuberculosis, sin posibilidad de curarse.
Los nicaragüenses han querido protestar por las formas como son
tratados en Costa Rica, pero ante las injusticias han tenido que callar ante
sus jefes tal y como bien lo apunta este volumen literario. Tal vez es un poco
similar a “Mamita Yunai” de Luis Carlos Fallas.
En Costa Rica, se trata al empleado nica como son recibidos
los ticos en Estados Unidos y como son tratados en las petroleras los seres
humanos.
http://www.laprensalibre.cr/Noticias/detalle/17901/215/alberto-cabezas:-los-bananos-de-los-nicarag%C3%BCenses
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