miércoles, 6 de septiembre de 2017

“Los bananos” de los nicaragüenses

“Los bananos” de los nicaragüenses




Por: Alberto Cabezas

El libro “Bananos” de Emilio Quintana debería ser de obligatoria lectura para los centros educativos públicos como instrumento de concienciación de las condiciones que han sufrido desde hace décadas los nicaragüenses en Costa Rica.

El relato de Quintana fue escrito en 1942 y describe muy bien las condiciones laborales en que se encuentra el extranjero que se dedica a sobrevivir de cultivar banano para los grandes comerciantes.

El autor del libro de nacionalidad nicaragüense cuenta en sus propias palabras lo que tuvo que sufrir trabajando para los yanquis y ticos adinerados.  Para, posteriormente, transformarse en todo un profesional del periodismo, lo que le permite salir de la “jungla” de la miseria y la desolación, tener el valor de la denuncia y de la acusación mediante sus escritos.

Es necesario que cuando nos comamos un banano pensemos en lo duro que le fue al campesino y al extranjero cosecharlo.

Como ticos, nos sentimos orgullos que nuestros bananos se sirvan en Europa y otras latitudes, pero nunca pensamos en las manos que lo ayudaron a germinar, que en muchas ocasiones terminaron muriendo por los animales que rodean la siembra a raíz del fuerte sol de una esperanza que nunca llegó.

Hoy, mediante este pensamiento deseamos honrar la memoria de Quintana que nació en 1908 y murió en 1971, fue desde un peón agrícola en las compañías bananeras de la Costa Atlántica hasta un periodismo de gran reconocimiento centroamericano, de la talla de Joaquín Flores, Francisco Borgen, Manolo Cuadra y muchos más.

Quintana comenzó a piropear a sus vecinas del barrio, pero luego comienza a escribir verdaderos relatos sobre las denuncias de la injusticia social, la miseria y la explotación humana.

Sus letras corresponden al regionalismo antiimperialista  y testimonial en Nicaragua única en su especie, según el propio Sergio Ramírez.

“Bananos” narra la historia del peón que corre de la miseria, el maltrato, los bajos salarios, etc., en busca de su independencia personal, del mejor mañana sacando a su familia de Nicaragua y metiéndola en el sueño “costarricense” que al final del cabo era “puro cuento e ilusiones”, que se trasforman en múltiples discriminaciones para las mujeres, el hambre, las terribles enfermedades a las que están expuestas los obreros, la tuberculosis, sin posibilidad de curarse.

Los nicaragüenses han querido protestar por las formas como son tratados en Costa Rica, pero ante las injusticias han tenido que callar ante sus jefes tal y como bien lo apunta este volumen literario. Tal vez es un poco similar a “Mamita Yunai” de Luis Carlos Fallas.

En Costa Rica, se trata al empleado nica como son recibidos los ticos en Estados Unidos y como son tratados en las petroleras los seres humanos.

http://www.laprensalibre.cr/Noticias/detalle/17901/215/alberto-cabezas:-los-bananos-de-los-nicarag%C3%BCenses

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